¡Sopas! la luz eléctrica afecta la salud y al medio ambiente
Cuándo Thomas Alva Edison inventó el foco, se decía que había logrado desterrar para siempre el miedo sempiterno a la oscuridad que nos había heredado el hombre de las cavernas. Casi 150 años después de su creación, hay evidencias de la luz eléctrica afecta a la salud humana y al ecosistema, al grado que hay quienes ahora exigen su derecho a la oscuridad.
Una de esas personas es el activista indio Nilesh Desai, quien se ha quejado de las luces de la calle, los focos de instalaciones deportivas cercanas o lugares de eventos que iluminan directamente el apartamento de su familia. El asegura que son muchas las personas que viven en las grandes ciudades las que se ven muy afectadas. «Es simplemente terrible. Aquí, el cielo es extremadamente brillante. Este brillo naranja se puede apreciar desde todas partes», nos comenta Desai, al señalar el cielo nocturno sobre Bombay, India.
«Algunas de las luces están encendidas hasta la medianoche e incluso hasta las tres de la mañana. Y eso definitivamente me impactó, porque no podía dormir. Me afectó […] mentalmente», comentó.
El activista exige que su tierra natal tenga su oscuridad normal.y para ello presentó una denuncia ante las autoridades locales, que inicialmente lo ignoraron. Dasai asegura que hay estudios que demuestran que las enfermedades oculares, el insomnio, la obesidad y probablemente incluso la depresión están relacionados con la luz artificial.
Una de esas investigaciones se realizó con trabajadores por turnos en Estados Unidos, donde se encontró una posible vinculación entre la luz artificial y el cáncer de mama.
Noches cada vez menos oscuras
El Dr. Chritopher Kyba, científico de geoinformática del Centro de Geoinvestigación de Potsdam también respalda los comentarrios de Dasai. Para este experto, la luz artificial nocturna es dañina no sólo para la salud humana, sino para la de los animales y hasta de los insectos.
Las noches son cada vez menos oscuras, y eso acarrea consecuencias graves para nuestro ecosistema. Hoy en día, más del 80 por ciento de las personas viven bajo cielos contaminados por la luz. En Singapur, por ejemplo, el cielo es tan brillante que los ojos no pueden adaptarse a la oscuridad real.
«La luz artificial nocturna es una de las alteraciones más dramáticas que jamás hayamos efectuado en la biosfera», aseguró el Dr. Christopher Kyba.
¡Días y noches raros!
Eso no es todo pues según análisis efectuados con imágenes satelitales, se detectó que la Tierra es cada año un 2 por ciento más brillante, y las consecuencias de eso se hacen notar cada vez más. Durante toda la evolución humana «hubo una señal constante procedente del medio ambiente: esto es el día, esto es la noche, esta es una fase lunar. Pero esas señales han cambiado en áreas con fuerte contaminación lumínica», continúa Kyba.
La luz artificial hace disminuir la producción de melatonina, una hormona necesaria para inducir el sueño. «Si no producimos esa hormona, porque estamos expuestos a mucha luz en nuestros hogares o somos trabajadores de turno nocturno, entonces nuestro reloj biológico nos afecta y tenemos problemas de salud», dice Kyba.
¿Cuál es el efecto de la luz artificial en la naturaleza?
Para Sibylle Schroer, investigadora del Instituto Leibniz de Ecología Fluvial y Pesca Interior (IGB) en Berlín, en la naturaleza también vemos esta misma afección. Por ejemplo, los corales no se reproducen correctamente si hay presencia de luz cuando requieren oscuridad. En el caso de las aves estas suelen perder el rumbo.
«Se está produciendo un cambio increíble en este momento, porque las noches más brillantes son algo nuevo en la evolución», asegura la experta. «La luz en las playas iluminadas provoca que las tortugas recién nacidas se arrastren tierra adentro, en lugar de entrar en el mar, por lo que a menudo mueren. Otras investigaciones señalan que después de la eclosión (cuando la especie brota del cascarón), los animales se arrastran instintivamente hacia la zona más brillante. Normalmente, suele ser el mar, iluminado por la luna.
Estudios realizados por entomólogos en Alemania, indican que 100 mil millones de insectos mueren cada verano debido a la atracción de la luz artificial. El proceso es casi el mismo que con los seres marinos. Los insectos identifican a los faroles como la luz de la Luna, la cual usan normalmente para orientarse. Como resultado: estos sólo vuelan alrededor de la luz eléctrica y a las pocas horas se agotan tanto que ya no pueden reproducirse o son presa fácil de los depredadores.
¿En las plantas?
La polinización también se ve afectada por ese hecho. En 2017, un estudio reveló que las plantas que crecen cerca de iluminación pública son significativamente menos polinizadas por la noche y dan menos frutos que sus contrapartes sin luz artificial. Los árboles también sienten la influencia de la luz durante la noche. Sus hojas crecen antes cuando están cerca de las farolas. «Estos efectos individuales en un organismo tienen consecuencias en todo el ecosistema», subrayó Schroer.
La luz y el cambio climático
Aunado a estos efectos, también hay que destacar que gran parte de la red de alumbrado público se desperdicia. Por ejemplo, alrededor de un tercio de toda la iluminación exterior en EE. UU. está encendida durante toda la noche sin que eso sea necesario, lo que supone un costo de 3 mil millones de dólares al año. Si a eso sumamos que los combustibles fósiles siguen siendo la principal fuente de energía, tenemos que estos también contribuyen a la contaminación del aire y al cambio climático.
Es por ello, que la ONG International Darksky Association aboga por menos contaminación lumínica y más cielos nocturnos naturales, pues estima que «sólo a través de la iluminación extrema emitimos 12 millones de toneladas de CO2 por año en India». Pavan Kumar, de la Universidad Agrícola Central Rhani Lakshmi Bai, de la India, considera que esa cantidad es aproximadamente la mitad de lo que emiten el tráfico aéreo y marítimo total del país al año.
«Con una mejor gestión de la iluminación eléctrica y una buena planificación urbana, las emisiones podrían reducirse significativamente, ahorrando recursos y dinero», indicó Kumar.
Sólo para que lo sepan: después de la demanda interpuesta por Nilesh Desai, las autoridades de Bombay decidieron analizar el caso y buscar formas de reducir la contaminación lumínica. Esto sería algo así como tener mi derecho a ver la Vía Láctea desde mi ciudad, donde las luces de neón nos la ocultan. Sin embargo, hay organizaciones civiles que están en contra de esta petición, pues argumentan que la oscuridad en las calles atraería a otro tipo de bichos: los maleantes.
En lo particular, sigo prefiriendo trabajar o estudiar de noche, es el momento más relajante para hacerlo.
Con información de DW.
Foto portada: Imagen de Colin Behrens en Pixabay