La era de la bioelectrónica; ¿energía más verde que la verde?
Un factor importante en el método científico poco mencionado es la perspicacia. Se trata de esa actitud cuando el investigador tiene la impresión de que está olvidando algo o que detecta algún elemento que sabe que está en el fenómeno, pero que no acierta a descubrirlo hasta que se topa con ello. Algo similar fue lo que le sucedió al inventor serbio Nikola Tezla cuando estudiaba la electricidad y tuvo la impresión de que podía ser obtenida no sólo por medios artificiales, sino directamente del medio ambiente.
Tezla no pudo vivir para desarrollar este proyecto, que significaba para muchos contar con electricidad gratis, pues se produciría directamente de la atmósfera y, por ende, sería menos costosa para la humanidad. Hoy, diversos científicos en el mundo han retomado el desafío de lograrlo, entre estos, especialistas de la Universidad de Massachusetts quienes no tienen el menor problema en reconocer que lo hicieron de manera accidental.
«Para ser sincero, fue un accidente«, dice el autor principal del estudio, el profesor Jun Yao, profesor asistente de ingeniería eléctrica e informática. “En realidad, estábamos interesados en hacer un sensor simple para la humedad en el aire. Pero por alguna razón, el estudiante que estaba trabajando en eso olvidó enchufar la energía”, confesó el catedrático de origen chino.
Yao está trabajando en sistemas de energía vivos, es decir, que se pueden obtener de ambientes vitales como el aire. No estamos hablando de la energía eólica o solar, sino del desarrollo de “nuevos sensores y dispositivos nanoelectrónicos y bioelectrónicos; integración de sensores y paneles de material blando para sistemas electrónicos portátiles o… ¡implantables para el control de la salud/fisiología!
Sin meternos en honduras, sólo vamos a decir que este grupo de investigación ha estado dedicado a definir nuevos patrones de comportamiento molecular y su relación con la electricidad, mediante una visión nanotécnica, en otras palabras, en niveles de realidad más pequeñas que el grosor de un cabello. Tal vez Yao no descubrió nada, pero sí confirmó que la electricidad se comporta tal y como lo definieron James Watt y Michael Faraday, con un polo positivo y otro negativo, pero a diferencia de ellos, ahora se sabe que es un fenómeno que se encuentra a disposición del hombre en el medio ambiente. La Tierra también tiene dos polos que interactúan; el positivo en la atmósfera y el negativo, en el suelo terrestre.
Hay que mencionar que cuando los expertos hablan del grosor, se refieren a la quinta parte del que tiene un cabello humano. Esos ultrafilamentos pueden generar electricidad ambiental mediante la captación de redes nanotecnológicas. Esto se debe a que el aire está en todas partes y, es curioso, pero lo que estos especialistas están haciendo es buscar una forma de drenarlo como electricidad; a este proceso se llama higroelectricidad.
El principio de esta teoría se basa en la humedad del entorno, entre más pesada sea, más cargas eléctricas pueden recolectarse. Una nube, por ejemplo, es un vapor con agua que, bajo ciertas condiciones, pueden producir un rayo. Para Yao, esa idea puede lograrse a escala humana, creando nubes mediante el efecto denominado “Air-gen”, que es un “generador de aire” que puede recoger electricidad mediante nanocables (ultrafilamentos de proteínas) cultivados con la bacteria Geobacter sulfurreducens, la cual puede generar cargas a través de la oxidación conducidas a través de un electrodo de grafito.
Hay que destacar que estos generadores higroeléctricos siempre serían operativos tanto dentro como fuera de la infraestructura humana. ¿Podrían imaginarse, focos que se encienden sin cableado? ¿Autos y televisiones que se recargan solos? Y todo a partir de la bioenergía.
El equipo de Yao, que pasó por un calvario de incredulidad desde 2015, ha mencionado el proceso como un sistema de conductores que “se producen a partir de materias primas renovables, generando un nuevo material electrónico ‘verde’. ¿Ya lo podemos decir? Ya estamos entrando en la era bioelectrónica.
Sólo para que lo sepan: Tal vez podría haber algo que no coincide en este aspecto y es por la presencia de Maxwell Chikunbutso, inventor de Zimbabwe que, según videos en la red, ya ha logrado que estos avances sean reales mediante un proyecto denominado Green power machine, capaz de producir 50 mil voltios, mismos que pueden alimentar de electricidad a 10 casas normales. El grupo de Yao al parecer sólo puede generar 10 kilovatios hora de energía al día, aproximadamente el consumo de un hogar promedio en el Reino Unido y el prototipo que preparan apenas lo tendrán listo para demostración en 2024. ¿Habrá algún desfase en los conocimientos y sus aplicaciones? Pero de plano, aquello de que la electricidad sería gratis para la humanidad, mejor hay que ser perspicaces y ponerlo en duda.