Dos caras de la violencia; la crisis Israel-Hamas en seis puntos

Estados Unidos podría estar preocupado ante el avance de la ofensiva israelí contra Hamás. Tras haber realizado un viaje el mes pasado a Tel Aviv, el presidente Joe Biden dejó entrever al primer ministro Benjamin Netanyahu, que sería mejor que renunciara a su administración, antes de que la situación lo obligue a hacerlo. También le sugirió que analizara las consecuencias adversas que tendría intensificar su ofensiva contra el grupo palestino, so pena de involucrar a otros aliados extremistas como Hezbolá, lo que crearía un panorama geopolítico de proporciones alarmantes.

El mandatario nortamericano prácticamente recomendó a Netanyahu que empiece a considerar su retiro del gobierno israelí por dos razones: la primera debido a que desde antes de los ataques del 7 de octubre, que dejaron un saldo de más de mil 400 personas muertas, su propia población ya se manifestaba en contra de su reforma judicial, mediante la cual busca dar al gobierno mayor poder para elegir a los jueces e inocular cualquier obstáculo de la Suprema Corte que pudiera impedirlo. Segunda, porque los ataques del grupo extremista palestino se realizaron en un momento adecuado para debilitar aún más al líder israelí, acorralado por las protestas de miles de sus propios connacionales que desestiman su mandato y, por otra, ante el cansancio de un conflicto israelí-palestino al que no se le ve una solución clara desde hace tiempo.

El ataque de Hamas fue tan sorpresivo que dejó inoperante a uno de los servicios de inteligencia que se ha preciado de ser uno de los mejores del mundo, el Mossad, que no pudo detectar el operativo ofensivo hacia un festival de música denominado Supernova Sukkot Gatering, que reunió a miles de jóvenes amantes de la música electronica, al sur de Israel. De fiesta, el evento pasó a ser una tragedia, pues más de mil extremistas de Hamas cruzaron la frontera vecinal, apoyados por ráfagas de cohetes. La operación fue múltiple pues también se realizó en diferentes posiciones utilizando motocicletas, camiones, lanchas motorizadas y hasta parapentes. Ese fue como el once de septiembre israelí, por decirlo de alguna manera. Tan sólo en el evento, murieron más de 300 personas.

 

Los agresores acorralaron y cercaron el lugar para evitar que los asistentes escaparan, por ello es que lograron retener a cientos de rehenes que, a un mes del ataque, siguen cautivos y amenazados con ser ejecutados si las Fuerzas Armadas Israelíes (FAI) intensifican su operación de rastrillaje y, como ellos lo llaman, de exterminio palestino.

Punto número uno. El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó ataques aéreos de represalia contra Gaza, de donde salieron la mayoría de los atacantes, y amenazó con invadir definitivamente la zona. Miles de reservistas fueron convocados y puestos en acción, con el unico objetivo de «demoler» a Hamas. Washington le pidió que evitara actuar con premura bélica, al menos para facilitar una solución al problema de los civiles cautivos. Israel lanzó su represalia aérea causando miles de bajas en la población, el ejército aseguró que esto se debió a que los combatientes extremistas se esconden entre los hhabitantes y los usan como escudos humanos.

Punto número dos. Si lo vemos bien, Hamas tiene entre la espada y la pared a Netanyahu, pues sus operaciones en Gaza se están considerando como una masacre total, lo cual ha despertado la condena internacional y ha obligado a Washington a entudiar el caso de manera más detenida, algo que sólo se había visto en la crisis de los misiles de 1962, cuando la Unión Soviética emplazó cohetes nucleares en Cuba, a sólo 500 kilómetros de su territorio..

Punto número tres. Por curioso que parezca, han sido pocos los países que han apoyado a Israel, que ha calificado la táctica hamasista como un intento para exterminarlos como si fueran «insectos». Netanyahu ordenó tres días después, un asedió total a la Franja de Gaza, incluyendo un exterminio directo contra Hamas, a los que calificó como animales humanos. La zona se quedó sin electricidad ni alimentos por lo que la ONU pidió que se abriera un corredor humanitario para abastecer a la población atrapada entre ambos fuegos. La tregua fue rechazada por Israel y Hamas tampoco la aceptó  La necesidad de encontrar un impasse táctico, ya se asoma en el horizonte de la región.

 

 

Punto cuatro. En caso de que el ejército israelí, identificado por algunos medios internacionales como sionista y con ello quieren decir, la más extrema de las derechas en el país de la estrella de David, ya tiene órdenes de iniciar un exterminio en Gaza, de acuerdo con su comandante, el ministro  de Defensa Yoav Gallant, quien señaló que practicarán un genocidio en la región. La organización Human Right Watch no dudó en criticar a ambas partes, pero acabó señalando más a Israel como la potencia dominante que lleva a cabo un «crimen de guerra» al violar los artículos 55 y 56 del Convenio de Ginebra.

Punto cinco. Aparece el grupo Hezbolah, el brazo extremista de Irán y socio de Hamas, el cual podría involucrarse en la contienda si, las fuerzas israeííes, realmente llevan a cabo su objetivo de exterminar a los extremistas palestinos. La agrupación iraní podría abrir un nuevo frente al norte de Tel Aviv. El potencial bélico del grupo iraní es preocupante, sobre todo por los drones que usa para sus ataques. Sin embargo, Israel reaccionaría llevando a cabo operaciones preventivas, lo que en sentido militar equivale a una guerra de baja intensidad para erradicar a este segundo grupo armado que tanto le ha incomodado por años. Este lunes, otras facciones extremistas árabes como los yemeníes hutíes, comandados por Yahya Sari, comenzaron a disparar cohetes a la frontera israelí con Yemen. Sus facciones atacaron con drones varios objetivos judíos, obligando a suspender actividades en el aeropuerto de la zona. Amenazaron con intensificar sus ofensivas si el Estado israelí insiste en mantener su asedio contra Gaza. Fuentes internacionales como el diario británico The Telegraph han señalado que la crisis palestina está directamente conectada con un eje Irán-Rusia, pues las incursiones antiisraelíes se realizaron con drones y misiles Katyusha. En este aspecto, señaló que la intención es presionar a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Marruecos y otras naciones firmantes de los acuerdos de Abraham para que retiren su reconociendo a Israel y rompan cualquier relación con Estado judío, en favor de un Estado palestino independiente con Gaza y Cisjordania, bien integradas.

Punto seis. De acuerdo con agencias internacionales, Biden no dudó en recomendar a Netanyahu que empiece a preparar su retiro y en aceptar a un sucesor, un hecho que permitiría abrir una esperanza diplomática al conflicto. Aunque el jefe de la Casa Blanca ha manifestado su abierto apoyo a Israel, sus asesores están buscando la forma de convencer a los netanyahistas para que eviten extender la guerra y en su lugar se sienten a negociar una solución de dos Estados, en lugar de decapitar la hidra hamasista, algo que ocasionaría una reacción en cadena en todo Medio Oriente. Tel Aviv ha puesto oídos sordos a las recomendaciones norteamericanas y continúa con su campaña militar, aunque eso signifique que la población palestina no reciba combustibles ni insumos médicos. El ministro de Patrimonio israelí, respaldó la campaña bélica de Yoav Gallat, y sugirió que se usaran armas nucleares para erradicar a los extremistas gazatíes, a lo que el gobierno de Emiratos Arabes Unidos denunció como un plan destinado a ejercer un claro genocidio contra el pueblo palestino.

Con información de Voa News, Diario de las Américas, El político, El Popular, Público,Es, BBC y las agencias EP y EFE.

 

 

 

 

 

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