«Desertores» rusos se enfrentan a un serio dilema para entrar a la UE
Mientras el Kremlin trata de volver a los tiempos gloriosos de la Unión Soviética para crear una nueva conciencia nacionalista en sus jóvenes, una gran ola de estos intenta traspasar las fronteras a países vecinos como Georgia para evadir el servicio forzado en la guerra de Ucrania. Su estatus migratorio se encuentra en el aire en varios países de la Unión Europea.
Se estima que más de 400 mil rusos, sobre todo varones, han buscado salir de su país desde que se anunció la movilización de reservistas el 21 de septiembre, otros miles más ya lo habían hecho apenas había iniciado la guerra el 24 de febrero, para evitar las restricciones impuestas por el gobierno del presidente Vladimir Putin que, según ellos, han afectado sus libertades y servicios básicos.
No ha sido fácil para los inconformes rusos salir de sus fronteras, pues mientras en algunos países como Alemania, Georgia y Armenia, reciben a estos evasores del servicio militar obligatorio con bombo y platillos, otros como Lituania, Letonia, Estonia, Polonia y Finlandia, les han cerrado sus puertas en sus narices.
La situación no es fácil para estos países de la Unión Europea, pues por una parte también enfrenta el éxodo de más de 5 millones de ucranianos que huyen de los ataques rusos y, por otra, los vecinos de Moscú, no quieren saber nada de migrantes rusos, pues sospechan que el Kremlin podría usarlos como una posibilidad de intriga en su contra.
Para colmo, los recién llegados no han querido admitir del todo que están escapando del reclutamiento obligatorio (muchos de ellos ya habían recibido la notificación oficial y la omitieron abiertamente, algo que los expone como traidores a su patria). Esa falta de honestidad ha desesperado a países como Georgia, que también podría sufrir algo muy parecido a lo que vive Ucrania, pues sus territorios de Abjasia y Osetia del Sur, han estado bajo ocupación rusa desde 2008.
Algunos de los que buscan refugiarse fuera han sido más abiertos en sus declaraciones a fin de que las autoridades puedan abrirles las puertas. Uno de ellos comentó que prefería ir a prisión que ser enviado a Ucrania.
“Trataré de esconderme, resistiré. Es mejor pasar años en prisión que ir a la guerra y morir o matar a otros”, dijo un desertor ruso a la VOA. “Si me envían a Ucrania, probablemente elegiré el camino del sabotaje”.
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Sólo para que lo sepan: No sólo el gobierno ruso está bajo la mira de la desconfianza internacional, también sus ciudadanos. Por el lado de los migrantes rusos, los países receptores, temen que dentro de estos, se encuentren espías o agentes que actuén de manera encubierta. El 76 por ciento de los georgianos piensa que el exodo ruso podría servir a Moscú como pretexto para invadirlos. .
Lituania cree que los rusos que huyen “son riesgos de seguridad, principalmente de contrainteligencia«. Estonia recomendó a la Unión Europea que sea cuatelosa en quién deja entrar de Rusia y a quién no. Ucrania, de plano alertó que meses antes de la guerra, el Kremlin ingresó agentes de seguridad, los cuales han sido responsables de sabotajes, envenamientos, explosiones, etcétera. Agregó que todos ellos ingresaron a su territorio con visas de turista e identidades falsas.
Y aunque para los países bálticos, Moscú es un patrocinador estatal del terrorismo y está cometiendo crímenes de guerra en un conflicto “genocida” en Ucrania, otros miembros eurocomunitarios como Francia, Hungría, Luxemburgo y Austria, apoyan la opinión del canciller alemán Olaf Scholz, quien aseguró que el conflicto de Ucrania “no es la guerra del pueblo ruso. Esta es la guerra de Vladimir Putin”.