Alianza Saudiarabia-Irán bajo mediación de China; ¡EE.UU. sólo mirando!

Arabia Saudita e Irán, dos de los más acérrimos enemigos en Medio Oriente, decidieron cortar por lo sano y reanudar conversaciones con miras a establecer relaciones diplomáticas, suspendidas desde hace siete años. Esto, bajo la tutela de China, cuya mediación permitió este acercamiento internacional en Beijing.

En una declaración conjunta se propuso como primer paso la reapertura de las misiones diplomáticas dentro de dos meses y la reanudación de los vuelos, algo a lo que el Príncipe Faisal bin Farhan Al Sau y el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, acordaron con un apretón de manos ante medios de comunicación internacionales.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, el jefe de la diplomacia china Wang Yi y Príncipe Faisal bin Farhan Al Sau fimaron una alianza en Beijing

Esta acción es el resultado de una iniciativa lanzada por el gigante asiático en marzo pasado y que confirma las intenciones de reforzar su influencia en una zona donde Estados Unidos ha sido desplazado en parte por los problemas que tiene que atender de manera doméstica y por una notable baja en la importancia de la política internacional.

Ambos países mantienen excelentes relaciones con China, y son dos de los principales aliados que puede tener en una zona convulsionada por la guerra de Ucrania donde, por cierto, los tres son aliados de Rusia.

El Príncipe Faisal y Amir-Abdollahian enfatizaron la importancia de implementar este acuerdo para restaurar los lazos de una manera que «expanda la confianza mutua y los campos de cooperación y ayude a crear seguridad, estabilidad y prosperidad».

Mientras esto sucede, en Washington surge la interrogante sobre el impacto que este acercamiento podría tener en la política estadounidense, abrumada por el enjuiciamiento de Donald Trump, cuyo primer movimiento después de asumir su mandato en 2017 fue atraer al reino saudita, vendiéndole más de 100 mil millones de dólares en armamento de distintas clases.

Con Irán, la Casa Blanca ni siquiera ha intentado dejar a atrás los resentimientos que han causado cuatro décadas de rivalidades en la zona.

La iniciativa china, aparentenemente más consciente de la importancia que tiene atraerse a las dos potencias más fuertes del hemisferio, ha empezado a surtir efectos geopolíticos más adecuados con los intereses de expansión de Beijing, algo que el especialista norteamericano en seguridad, Frank Gardner, ha calificado como una «franca victoria y un triunfo de la diplomacia oriental». También señaló las correcciones geopolíticas que el reino saudita ha realizado para llegar a este punto al reconocer a Teherán como una importante fuerza militar en la región y al revocar la alianza estratégica que había firmado con el mandatario rubio; al menos mientras se aclare un poco su futuro en la reelección de 2024.
Por lo pronto, los efectos de la reunión iraní-saudita ya comienzan a verse, El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, aceptó una invitación del rey Salman bin Abdulaziz Al Saud para visitar su país. Al gobierno de Riad ya no le preocupa iniciar alianzas con países que incluso sean enemigos de Washington, con quien, de paso, tiene un enfrentamiento energético por la reducción en la producción de crudo.