Resurge la Guerra Fría; el gas es ahora el principal botín a conseguir
El gas surge como un arma de la nueva Guerra Fría o de al menos una nueva etapa. Estados Unidos aceleró gestiones para crear una estrategia global que garantice el suministro en caso de que la crisis en Ucrania ocasione un desabasto no sólo en Europa sino en varias partes del planeta. El Departamento de Estado norteamericano ha comenzado a buscar contratos con Medio Oriente, países del norte de Africa como Marruecos y Asia como opciones diferentes a Rusia, principal proveedor regional de hidrocarburos.
TE PUEDE INTERESAR:
Red energética global
Aunque entre las opciones de Washington también se encuentran Noruega y Qatar, la tendencia es más bien a crear una red mundial que asegure el abastecimiento gasífero en países que están atravesando por un frío invierno y que temen una posible escasez de gasolina para la primavera.
La medida tiene lugar en momentos en que la Unión Europea enfrenta fuertes tensiones de que Moscú ordene una invasión contra Ucrania, bajo el pretexto de defender a la población prorrusa que habita en ese país y, de paso, establecer un gobierno leal al Kremlin para resolver una crisis que empezó en 2014 con la ocupación de Crimea, un hecho que fue condenado por la Unión Europea, Estados Unidos y Gran Bretaña.
El panorama bélico
El Pentágono ya mantiene a 8 mil 500 efectivos en alerta, a fin de apoyar a una fuerza multinacional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) integrada por más de 40 mil soldados, al tiempo que el Kremlin ha desplegado a veinte buques, lanchas y barcos de apoyo de la Flota del Mar Báltico para vigilar la zona.
Por su parte, el presidente Joe Biden comenzó contactos para crear un eje aliado para proteger a Ucrania en caso de una intromisión armada roja, integrada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; el primer ministro italiano, Mario Draghi; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el presidente polaco, Andrzej Duda, y el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson.
A 33 años de su separación de la Unión Soviética, Estonia, Letonia y Lituania anunciaron que enviarían misiles antiblindaje y antiaéreos, así como otro tipo de armamento ligero en apoyo a las fuerzas ucranianas, en caso de una posible invasión rusa. Esos tres estados, que ahora forman parte de la OTAN, emitieron una declaración conjunta en la que aseguraron que no dejarán a Kiev sola ante el oso del Kremlin.
La UE, atrapada en sus propias necesidades
La preocupación se ha elevado luego que Joe Biden advirtiera a su homólogo Vladimir Putin que si tan sólo sus tropas cruzan la frontera ucraniana, le impondrá sanciones que podrían lesionar gravemente la economía rusa. Sólo que esta decisión también afectaría a Bruselas, cuyos focos rojos también se encendieron en la Unión Europea, que se encuentra en medio de la crisis, y tratando de evitar que Moscú le cierre las válvulas, cortándole la afluencia de hidrocarburos, proveniente del Cáucaso.
Biden puso en claro a Putin que se abstenga de lanzar un ataque contra Ucrania «en cualquier momento», pese a que las consecuencias colaterales afecten directamente a Europa. En circunstancias actuales, la Unión Europea capta el 40% del suministro de gas natural ruso. Aunque ha logrado un considerable almacenamiento, los funcionarios europeos se ponen a temblar ante el simple hecho de que una crisis regional pueda extenderse por varios años y que sus reservas se agoten. Entre las medidas a adoptar, Washington considera un posible aumento de la producción, aun cuando las empresas reconocen que esto podría ser riesgoso y llevaría tiempo.
El crudo
La Unión Europea en realidad no cuenta con recursos de hidrocarburos propios, al menos, no es autosuficiente, pues tiene que importarla de terceros países. Aunque se ha destacado como una de las zonas más avanzadas en materia de energías limpias, en 2019 su principal producto energético importado fueron derivados de petróleo (incluido el petróleo crudo que representa casi dos tercios de las importaciones de energía del bloque, seguido del gas (27 %) y otros combustibles fósiles (6%).