China acusa a EU de interferir en el Pacífico usando a Taiwán
China ha considerado a Taiwán como parte de su territorio desde que las fuerzas comunistas desterraron a los nacionalistas de Chiang Kai Shek a esa isla, donde se desarrollaron como una nación pujante. Estados Unidos ha mantenido desde entonces una alianza estratégica con Taipei, a fin de evitar que Beijing la reincorpore a su soberanía. Este jueves, el presidente Joe Biden invitó al gobierno insular a participar en la llamada «Cumbre de la Democracia», que se realizará del 9 al 10 de diciembre; una medida que enojó al gigante asiático, al grado que acusó a Washington de tratar de extender sus intereses geopolíticos en el Pacífico.
Para China, Taiwán es una provincia rebelde y exige su reincorporación al continente. Durante décadas, ha practicado una política de hostigamiento mediante el despliegue de misiles dirigidos a las principales ciudades taiwanesas y ha realizado constantes maniobras militares en la zona.
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Esta es la primera ocasión en que los gobiernos de Estados Unidos y China se enfrentan desde que Biden está en el poder. Las autoridades chinas consideran que el mandatario norteamericano ha vuelto a establecer una política de interferencia regional mediante un encuentro al que están invitados 110 países, con los que busca crear un ciírculo para restaurar la democracia en todo el mundo.
Aunque la pandemia parece estar declinando y muchos países están regresando a los contactos presenciales, esta cumbre se realizará en forma de videoconferencia, enfocando su perspectiva en el análisis de «compromisos, reformas e iniciativas tanto individuales como colectivas para defender la democracia y los derechos humanos en el país y en el extranjero», de acuerdo con el sitio web del Departamento de Estado.
Para Taiwán, esta invitación significa el reconocimiento de sus esfuerzos por promover los valores democráticos y su compromiso en la defensa de los derechos humanos, sin embargo, China aseguró en una conferencia de prensa que se «opone firmemente» a la invitación porque asegurá que Taiwán es «una parte inalienable de su territorio».
Asimismo, consideró que el concepto de democracia que maneja Washington es más bien una cortina de humo con la que oculta sus verdaderas intenciones, que son la imposición de sus intereses geopolíticos, mantener la presión en la comunidad internacional y dividir al mundo bajo sus propios intereses.
¿Cuál es la situación geopolítica que está en juego?
Desde que los nacionalistas chinos crearon Taiwán en una isla cercana a China a finales de los 40, han argumentado que su vecina la mantiene en constante presión y bajo amenaza de ser capturada u obligada a pasar a la autoridad comunista, lo cual son dos aspectos que Taipei no está dispuesta a hacer por incompatibilidad de objetivos económico-políticos.
Para Biden, Taiwán es un excelente aliado para presionar a China en sus avances en el Pacífico. También la administración Trump se sirvió de esta situacion para contener a Beijing a través de una guerra comercial. Ambos han creído que el apoyo a la isla es crucial para controlar cualquier avance estratégico chino.
El ejército taiwanés ha gastado miles de millones de dólares en armamento estadounidense para prevenir cualquier invasión china a su territorio. Este año anunció que planea gastar más de 9 mil millones adicionales para fortalecer sus sistemas de defensa.
La situación se ha vuelto inestable desde octubre pasado, cuando la fuerza aérea china realizó vuelos de inspección en las cercanías de Taiwán, como una advertencia durante los festejos de su Día Nacional y como una prueba fehaciente de que no ha cambiado el discurso respecto a la recuperación de la isla a la soberanía continental.
El Pentágono considera a Taiwán como un aliado muy importante para poner freno a las ambiciones territoriales y geopolíticas en el Pacífico, por ello, no duda en vender armamento de última generación y en ofrecer la capacitación militar al ejército taiwanés.
En 1996, China desplegó una enorme fuerza aeronaval y balística en protesta por lo que consideró una interferencia en sus objetivos de reunificación, luego que Washington ratificara su apoyo al gobierno isleño. Desde entonces, las rivalidades entre las dos potencias se han hecho frecuentes.
El posible escenario bélico
En julio de este año, el Pentágono aprobó el envío de 25 aviones furtivos F-22, también conocidos como Raptors, para realizar maniobras militares en la región, algo que ha sido considerado como el despliegue más fuerte y como un mensaje directo a Beijing de que Taiwán no está solo en esta encrucijada.
Las aeronaves partieron de su base en Hawaii y cubrieron un perímetro de seguridad en las islas de Guam y Tinian, dentro del marco de la Operación Pacifico Iron 2021. Se trata de los aviones más avanzados que posee la fuerza aérea estadounidense, ya que cuentan con radares de sigilo y con un sistema de monitoreo tan preciso que permite a los pilotos dar una visión detallada de las condiciones de la batalla.
El mensaje de Estados Unidos no sólo estaba dirigido a China a través de Taipei, sino que era un claro mensaje de que continuaría desplegando sus más avanzados cazabombarderos para impedir que China continental tenga paso libre a fortalecer su presencia estratégica en el Pacífico.
Según expertos aeronáuticos, China también posee al menos 25 unidades de quinta generación, pero aún no ha podido superar las capacidades estratégicas de los Raptors norteamericanos. Beijing asegura que su caza de quinta generación Chengdu J-20 puede contrarrestar al F-22 en una situación de combate uno a uno. El ingeniero Yang Wei reveló al diario South China Morning Post que esta aeronave es de fabricación más reciente, lo que les permitió aprender de los errores que tiene su rival norteamericano. Sin embargo, reconoció que su país no cuenta con suficientes unidades para contrarrestar un ataque directo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas para el Pentágono ya que, aunque tiene más de 20 bases aéreas en la zona del Pacífico, muchas de ellas se encuentran a cientos de kilómetros de las posibles zonas de combate sobre el Mar de Filipinas y los Mares de China.
Además, los Raptors requieren de mucho mantenimiento para que estén capacitados para un ataque de respuesta rápida y, por si fuera poco, requieren el apoyo constante de los aviones cisterna para que pueda mantenerse en servicio y en el rango de acción necesario, en caso de un combate regional.
Asimismo, la acción sería muy arriesgada, pues estos aviones cisternas son muy pesados y quedarían expuestos a los ataques de cazas o de las baterías balísticas chinas.
Estados Unidos no ha podido hasta el momento resolver estos obstáculos logísticos para sus aeronaves e incluso para sus propias bases militares, por lo que sigue siendo un gran desafío que no ha resuelto desde la guerra del Pacífico con Japón.
En un intento por disminuir estas desventajas estratégicas, el gobierno estadounidense aprobó a la firma Martin Lockheed más de diez mil millones de dólares para modernizar la flota de 186 aviones de quinta generación que, aunque fueron los primeros en el mundo, tienen treinta años (1991) de haber sido fabricados sin que se les hayan hecho mejoras. El proceso además no será fácil, pues la firma aeronáutica espera cumplir con las expectativas de modernización de las aeronaves en 2031.
Por otra parte, en septiembre pasado Washington creó un nuevo pacto llamado Aukus con el que se propone reforzar su poderío en el Pacifico, esta vez incluyendo a Reino Unido y a Australia, país al que le dará acceso a toda su tecnología bélica de ultima generación, incluyendo submarinos nucleares.
China y Corea del Norte consideraron la medida como una interferencia estadounidense en sus intereses regionales y advirtieron que si tan sólo sienten alguna forma de amenaza por parte de este bloque, reaccionarán con las armas.
Como podemos ver, el Pacífico vuelve a ser blanco de intereses estratégicos a escasos días de que se cumpla el 80 aniversario del ataque a Pearl Harbor, que propició la entrada a la guerra de Estados Unidos contra Japón.
Sólo para que lo sepan: Washington invitó también a países de América del Sur a Asia para sumarse a la Cumbre de la democracia.y mantuvo intencionalmente a China y Rusia, sus dos mayores adversarios, fuera de la lista de invitados.
Con información de los diarios The Hill, Los Angeles Times y RT