Rusia readaptará su historia; «mejor un buen pasado que un futuro incierto»
Siempre se ha dicho que “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, probablemente eso no sea del todo cierto. Rusia comenzó a dar nuevos pasos en favor de una nueva versión histórica que permita consolidar un factor de unión, más que de desunión o… al menos ese parece ser el enfoque.
La misión correrá a cargo de una comisión interagencial de educación histórica creada recientemente por el presidente Vladimir Putin, cuyo principal objetivo será «asegurar un enfoque planificado y agresivo en la cuestión de la defensa de los intereses nacionales de la Federación de Rusia«.
La idea del mandatario ruso es desarrollar una versión simplificada de la historia nacional, una que permita fortalecer el criterio ciudadano respecto a una patria homologada; evitando pasajes que ninguneen a ciertos sectores o estratos sociales respecto a su participación o aportación en la conformación del edificio histórico.
Historia como factor táctico
De acuerdo con expertos como el historiador Pavel Pozhigailo, Putin podría estar dando un nivel táctico a la historia con la finalidad de preservar el estado o incluso, ir más allá para darle una nueva existencia.
Es un hecho que nadie puede reescribir su propia historia, pero como dice, el dicho, puede haber un borrón y cuenta nueva, lo cual significa que podría empezar una nueva era para un país o incluso un pueblo o nación.
En 1992, un año después del colapso de la Unión Soviética, el escritor y analista político estadounidense, Francis Fukuyama, presentó un libro titulado “el fin de la historia y del último hombre”, en el que proponía no tanto el fin de la historia, sino que el factor histórico de la Guerra Fría se diluía con el ascenso de las democracias liberales y la caída del comunismo.
Las interpretaciones en estos casos son nuevas fases históricas que se fundamentan ya no tanto en análisis filosóficos o sociológicos, sino en tendencias económicas. El ascenso del neoliberalismo tuvo su bonanza en la década de los noventa con el movimiento de capitales a nivel global como una forma de desarrollo humano que dejaría atrás las funestas guerras fratricidas.
Esta visión capitalista sustituía la vieja noción marxista de que el proletariado era el principal factor de transformación de la humanidad, siendo el comunismo la fase superior del socialismo.
Nuevos mundos, nuevas historias
De acuerdo con esto, cambiar la historia significa dar una nueva visión que legitime una tendencia política o ideológica. A final de cuentas, los nuevos mundos políticos empiezan con nuevas historias.
Rusia es el país más grande del mundo, tiene una diversa gama de grupos étnicos y raciales que van desde la parte europea hasta la oriental-oceánica y del norte ártico hasta las fronteras sino-mongólicas; un país así necesita una historia que permita unificar no sólo a su población, sino sus capacidades y esfuerzos constructivos; un nuevo sedimento histórico en el que todos puedan colocar los pies de una identidad nacional realmente común.
Reescribir la historia, tal vez no sea la solución, pero sí rediseñarla para fomentar una nueva percepción nacional.
Pozhigailo describe a Rusia como un país “multinacional”, el cual requiere de una estructura histórica adecuada a las realidades étnicas, las cuales están marcando el rumbo o la crisis de las civilizaciones actuales.
“La necesidad de una versión «unificada» de la historia rusa es urgente”, dijo Pozhigailo. No puede haber una presentación de la historia que diga cuán grande es la gente del Extremo Norte y cuán malos son los rusos o cuán grandiosos son el Cáucaso Norte, porque Rusia simplemente colapsaría en una enorme cantidad de pequeños estados. Para prevenir esto, sin duda, necesitamos algún acuerdo en la sociedad y en el estado sobre nuestra historia», agregó.
¿Amor a la patria o a la historia?
Para otro historiador como Pytor Akonov, la propuesta de una versión histórica unificada parece cobrar no sólo una necesidad, sino una urgencia en momentos en que la migración está originando cambios vertiginosos en civilizaciones que antes se preciaban de ser estables y únicas.
«Entre otras cosas, nuestra historia nos ha enseñado una verdad simple: no hay nada más aterrador que la división y la desunión”, dijo Akonov. “Esto surge de la confusión y el odio, que son incompatibles con el amor a la propia historia. Rusia debe defender su soberanía en el campo de batalla histórico«, agregó.
Pero la cuestión de hacerlo no es sólo en la forma histórica o el enfoque como tal, sino en los ámbitos de la educación y la cultura, sectores que son agrupados bajo el concepto ruso de «prosveshcheniye» histórica. Un cambio histórico implica también hacerlo en los conceptos básicos educativos, la museografía, el entretenimiento fílmico y todo aquello donde se cultive la ciudadanía entera: ¿una nación más simplificada?
Para Nikita Sokolov, historiador y presidente de la Sociedad Histórica Libre, la propuesta no es tan preocupante por el lado político, sino por los miembros de seguridad que integrarán la comisión. Entre ellos está el ex ministro de Cultura Vladimir Medinsky, quien es asesor presidencial y dirige la ultrapatriota Sociedad Histórica Militar, organismo que no duda en ignorar comentarios contrarios a sus tesis.
«Estos son jugadores muy poderosos en el ámbito ideológico y cuando empiezan a jugar a la historia, me asusta. Estoy muy preocupado por el destino de la ciencia histórica en Rusia después de la formación de esta comisión», dijo Svanidze. «Las cosas se mezclarán y la ideología entrará en el ámbito de la ciencia. Los intentos de imponer un concepto de historia con motivaciones ideológicas son miopes y es probable que exacerben las divisiones dentro de la sociedad.
Por su parte, Pozhigailo indicó al respecto que” Medinsky no es simplemente Medinsky. Es consejero del presidente. Según tengo entendido, la tarea ahora es tener una visión unificada de la historia de Rusia para combatir la probable interpretación liberal de esa historia«.
Según la orden de Putin, la nueva comisión de historia incluirá a representantes del Servicio Federal de Seguridad (FSB), el Ministerio del Interior, el Comité de Investigación, la administración presidencial, el personal del Consejo de Seguridad, la Fiscalía General, el Servicio de Inteligencia Exterior. (SVR) y otros.
¿Cambios o reinterpretaciones?
«La historia es interesante, como una historia de detectives que no tiene fin», dijo Svanidze. “Pero las mentiras son aburridas. Aquellos que quieren crear una ‘historia correcta’ simplemente están tratando de hacer pasar lo que desean por lo que era real. Sufriremos porque las personas a las que se les cuentan estas historias no escucharán como se supone que deben hacerlo. Y serán castigados por ello. El actual gobierno ruso no habla mucho sobre el futuro, comentó Svanidze, dirigiendo su atención en cambio a reinterpretar el pasado. «En lugar de un futuro, tenemos el pasado … Aspiramos a un gran pasado».
Si bien Svanidze no parece desestimar del todo la intención reformista de Putin, sí le preocupa que el gobierno no esté más enfocado en buscar una perspectiva futura, en planificar la construcción de la Rusia futura
«Solo se puede unir al país en torno a una visión del futuro, en torno a principios morales que podamos ver en nuestro futuro», aseveró. «Sí, el pasado está lleno de pecados y crímenes, pero en el futuro pretendemos vivir de manera diferente y lograr metas razonables y humanas. Ese debe ser el objetivo de la política, y los políticos deben mantenerse al margen del estudio de la historia».
Sólo para que lo sepan: como ejemplo basta un botón. En plática con un diplomático de la Embajada de Rusia en México, nos comentó que la Gran Guerra Patriótica, en la que las fuerzas soviéticas se impusieron a las del Tercer Reich, ya ha comenzado a causar aburrimiento entre la población rusa, pues muchos perdieron familiares y los veteranos ya son tan pocos como para seguir reviviendo ese pasado. Ante esta situación el Kremlin ha optado por tratar de evitar festejos que más bien traen a colación tristeza y melancolía ciudadanos.