Día de Muertos y cubrebocas, ¿disfraz permanente para la ocasión?

Las calles se llenaron de gente con cubrebocas hechos con telas alusivas al Día de Muertos, pero otros prefirieron continuar con la tradición de caracterizarse como calaveras, vampiros que chorreaban sangre después de atacar a algún transeúnte o de diablillos. Obviamente, esto lo hicieron sin colocarse el cubrebocas o de lo contrario nadie vería su disfraz.

Sin embargo, este año, así como el pasado, tuvieron que competir contra las miles de personas que salieron a los festejos dotados de sus respectivas mascarrillas, lo cual les daba impresión de ser médicos locos, paramédicos sangrientos, trabajadores de sanidad huyendo de zombies o recién salidos de los quirófanos. También lucían como si el mundo estuviera infectado por algún virus (como realmente lo está) o como si estuvieran protegiéndose de una guerra bacteriológica (versionas no faltan al respecto).

Esta vez la situación parece que superó a la fantasía tradicional de Día de Muertos y nos dio a pensar que, al igual que aquellos que ya se nos fueron, nosotros también estamos pendiendo de hilo ante la posibilidad de infección del Covid-19; una enfermedad que según dicen expertos, durará más de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad internacional suponía.

 

Día de Muertos y Halloween, ya no son un festejo lúdico popular, ahora son la representación de un escenario de amenaza a la vida; la realidad se trasminó del más allá al más acá.